jueves, diciembre 01, 2016

De la Formación del Caracter a la corrosión del Caracter (2)


Desamarrados, flexibles y resilientes

            A nivel laboral el término “carrera” designa el canal en el que se encauza una actividad. No se trata de quien llega primero o segundo, sino de un camino o dirección que brinda estabilidad a un sujeto. El concepto de “flexibilidad” y su contrapartida la “resiliencia” apuntan a la no  aspiración a una dirección estable, sino al acomodamiento a las leyes del “mercado laboral” por lo que a lo largo de la vida es esperable que un trabajador realice muchos cambios de tarea, capacitándose una y otra vez en distintas cosas… el efecto corrosivo es claro, no se trata ya de una identidad ocupacional, sino de su dilución, que siempre fue punto de amarre importante para el sujeto, que lo llevó en la historia desde la edad media, a la organización de lazos sociales a través de gremios y Mutuales de ayuda, y con la revolución industrial a la creación de sindicatos en defensa de los derechos de quienes poseen una identidad laboral común.

            En las crisis se ven los efectos de la dilución, En Argentina 2001 hacía guardias de salud mental en un hospital y ante la pérdida de trabajo y de las seguridades, los intentos de suicidios, los suicidios efectivos, las depresiones y crisis de angustia aumentaron en forma exponencial, generalmente mas graves en personas que no tenían el soporte de comunidades religiosas o barriales… hoy se diría que ante la adversidad “no eran resilientes” cuando en realidad lo que encontrábamos era flexibilidad y falta de lazos profundos con otros, vuelvo a repetir, en los casos más graves. Lo denominado “enfermedad” era una cuestión relacionada claramente al contexto político-social y los modos de producción. Las empresas quitaron sus mascaras tan bien armadas de las Relaciones Humanas para mostrar lo que se ocultaba respecto de su verdadero funcionamiento, la ilusión de “gran familia”, “si te preocupas crecerás” y todas aquellas mentiras que se dicen y que las personas aceptan creer, porque no se renuncia a determinadas seguridades sin el armado de una ficción que cubra el funcionamiento real del mundo del trabajo, esta pasa a ser “el sujeto como empresario de sí mismo”. En poco tiempo la “mentira” organizada quedó al descubierto, para despedir gente sin importar si trabajaban más o menos… simples números, generando un efecto devastador.

            Si el capitalismo deja al sujeto sin amarres ¿Acaso el Programa Scout no es una posibilidad de brindar un anclaje a quien se encuentra a la deriva en un permanente estado de tensión? ¿O puede convertirse en un espacio que en vez de apuntar a la Formación del Carácter colabora con su corrosión? ¿La lógica de las Organizaciones Scout imita la empresarial o tiene posibilidades de convertirse en una hermandad que sustente a quienes trabajan en el movimiento? Quizás el análisis de cómo opera la lógica neoliberal nos permita pensar si el Programa que aplicamos es una respuesta adecuada o una continuidad corrosiva.

            Como observa Richard Sennet[1], en nuestra época se ha alterando el sentido del trabajo humano. Nada es “a largo plazo”, en el discurso empresarial se ha impuesto la ideología cortoplacista de los “Equipos” y “Proyectos”, que tienen un inicio y fin para pasar a otro, muchas veces con nuevos actores. Los Empresarios parten de la creencia (es una cuestión de Fe que no tiene su correlato en la realidad) de que el dinamismo del mercado implica que no se pueden hacer las cosas de la misma manera, que hay que estar en un cambio continuo. La idea de Equipo de trabajo y de red tiende a reemplazar la estructura de autoridad gracias a la tecnología, pero en el fondo configuran un sistema más voraz que cuando existen jerarquías. El modelo de producción cambia de un sistema de logros de trabajo estable y predecible,  a un sistema de objetivos por el cual el sujeto se orienta, sin disponer de procesos previos de donde partir y sin la posibilidad de hallar la calma que produce el “lo he logrado”. Los cambios en la materialidad del trabajo han provocado cambios que en relación al Carácter actúan de forma corrosiva. El cortoplacismo y el trabajo en  equipos y proyectos asestan un duro golpe a la lealtad, compromiso y confianza entre las personas que necesitan de mucho tiempo para poder establecerse, pasando a ser una cuestión “formal” (de buenas formas), de acordar reglas, construirlas en equipo y respetarlas. El trabajo se centra en el Proyecto pero se descentra de las relaciones sinceras  con otros. Es el crimen perfecto: Ya no hay una empresa o un jefe al que señalar o desobedecer, el conflicto se traslada al “equipo” pero dentro del mismo es casi invisible, opera en función de las exigencias de la Organización… los protagonistas actúan la escena formal donde está todo bárbaro y “la que pasa por dentro” lo que los lleva a los excesos de que el trabajo invada toda su vida.

            ¿Qué ocurre cuando el sistema de Equipos empresarial se traslada a la órbita familiar? Sennet relata experiencias de los padres que realizan grandes debates y conversaciones con sus hijos en busca de acuerdos sobre distintos temas familiares, eludiendo decir esa primera palabra que se aprende y que tanto cuesta: No. ¿Entonces qué pasa? “Si se practica en casa, el trabajo en equipo es destructivo, y refleja una falta de autoridad y orientación en la educación de los niños (…) padres que escuchan demasiado bien, comprenden todo maravillosamente en lugar de imponer la Ley. Y han visto el resultado: niños maravillosamente desorientados. Cuando los padres dejan de ocupar el lugar de regulación, límite, Ley; los sujetos quedan liberados a su pulsión porque el deseo es otra cosa, de hecho el crecimiento de la “patología” de déficit atencional se observa en las sociedades capitalistas y se conjuga en combinación con otros factores… la modalidad de producción en la que trabajan los padres,  la ausencia de orden y organización en los hogares, el reemplazo de las funciones paterna y materna por una lógica de consumo indiscriminado de objetos.

            ¿Y qué sucede si la lógica empresarial se traslada al sistema de patrullas?  Veamos primero que piensa Sennet de los equipos y luego analicémoslo comparando los sistemas: “las relaciones de poder contenidas en el trabajo en equipo, el poder ejercido sin llamadas a la autoridad, está muy lejos de la ética de la responsabilidad personal que caracterizaba a la antigua ética del trabajo (…) el trabajo en equipo no debería tener un derecho mayor, con sus ficciones y su fingida idea de comunidad. (…) el nuevo ethos cooperativo del trabajo en equipo pone en el lugar de amos a los «facilitadores» y «gestores de procesos» que soslayan el sincero compromiso con sus subordinados.”

                El trabajo en equipo es una ficción que se centra en un proyecto o tarea donde se establecen acuerdos, se construyen y reconstruyen las reglas de trabajo, constituyéndose una lealtad y confianza formal dentro de un lazo licuado, de allí la falta de profundidad en los vínculos, ya que las relaciones que se establecen son efímeras y culminan con la tarea.

            El trabajo en Patrulla es una ficción que se centra en la vivencia de un grupo, donde el acuerdo básico es la adhesión voluntaria a una Ley que conforma la fraternidad y direcciona el trabajo, constituyendo una lealtad y confianza profunda porque el lazo social va mas allá de la tarea. Los proyectos son una cosa más dentro de la pequeña comunidad.

            La autoridad en el sistema de equipos no es visible aunque está hiper-presente, en el propio “Plan de desempeño”. De lo que se trata – como hemos visto – es de una operación sobre la subjetividad que disimula la rivalidad con las formas, ensalza al sujeto como autosuficiente, “emprendedor” y superador de todos los obstáculos,  instaurando dentro de su propio psiquismo una autoridad voraz que guía su tarea. Byung chu lan dirá que “la libertad del poder hacer genera incluso más coacciones que el disciplinario deber. El deber tiene un límite. El poder hacer, por el contrario, ninguno”[2]

            La autoridad en el sistema de Patrullas es visible, está distribuida en responsabilidades personales concretas, donde cada uno tiene claro qué se espera de él en el cargo que ocupa, siendo líder en su función. La palabra “libertad” al compartir el mismo origen que “Amistad” nos ubica en un terreno donde la confianza es fundamento. “La libertad es una palabra relacional. Uno se siente libre solo en una relación lograda, en una coexistencia satisfactoria. El aislamiento total que nos conduce el régimen liberal no nos hace realmente libres”[3] El filósofo Paul Ricouer diría "Porque alguien depende de mí, soy responsable de mi acción ante el otro". En la Patrulla la autoridad no estará disimulada por eso puede operarse sobre ella, en la propia patrulla existen los límites y los deberes, junto a la posibilidad de crear juntos, de la buena manera.

            En el sistema de equipos los “facilitadores” y “gestores de proceso” no se comprometen subjetivamente con los equipos que coordinan, importa el Proyecto y la elaboración de un “Plan de desempeño” que opera como trampa ideal: El sujeto lo elabora con la colaboración del “facilitador” y a partir de objetivos es el propio sujeto que se comprometerá más allá de sus posibilidades; diálogo socrático y “servidumbre voluntaria”… El Gestor facilita materiales e información pero deja librado al sujeto a lo que pueda hacer con ello. Richard Sennet dirá que “El trabajo en equipo es la práctica en grupo de la superficialidad degradante”[4]

            En el sistema de Patrullas los dirigentes se comprometen con chicas y muchachos de forma sincera, por eso se ocupan activamente de formar a los lideres para que puedan realizar las actividades de forma exitosa. La libertad es una experiencia que solo es posible en la comunidad.

            El sistema de Equipos al estar centrado en la tarea prescinde de las historias previas y los saberes comunitarios que los preceden. No hay recetas, hay que inventar, lo que se convierte en un atolladero porque para inventar primero hay que saber. Mediante la afirmación de los “animadores” y “gestores” se insiste en la “positividad” expulsando la memoria, el límite,  los relatos, lo colectivo histórico, el desacuerdo y conflicto, soslayando su existencia.

            El sistema de Patrullas toma muy en cuenta la historia, costumbres y los saberes que forman parte del acervo cultural brindando un anclaje a una historia común entre muchos. Se propone la invención pero a partir de un saber que la sustente.        

                Como vemos, reflexionar sobre estas cuestiones pueden ayudarnos a tener una idea de qué ideología transmitimos con el escultismo que practicamos…habrá que seguir avanzando en cómo pensamos la tarea, pero eso queda para el próximo escrito.





[1] Richar Sennet. La corrosión del carácter.
[2] Byung chu Lang “Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder”
[3] Ibid
[4] Richard Sennet. Op. Cit.

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