Siempre me llamó la atención que se
definiera el método scout como un sistema de autoeducación progresiva;
aunque me resultara atractivo por la responsabilidad de cada uno en el proceso,
nunca terminó de “cerrarme”. ¿Acaso alguien se educa sin el Otro y sin los
otros? Si fuera posible ¿qué sentido tiene tomar como base la pandilla de
muchachos?
La Patrulla, pequeña
comunidad
Ya casi no
encontramos el mítico grupo de chicos de la esquina que deciden practicar
escultismo. Aún así, cuando un pibe ingresa a una Patrulla se pone en juego la construcción
de una pequeña comunidad donde apuntamos a que prime la amistad, nos
encontramos en problemas si no sucede ya que es de vital importancia para el
crecimiento y desarrollo de los lazos. Nunca olvidemos que podremos tener un equipo… pero no
una patrulla, máxime en nuestra época donde existe dificultad para
establecer lazos no superficiales con los otros. ¿Acaso algunos chicos no pasan
por el movimiento como si fuera una actividad entre otras de las que realizan
en su vida, como inglés o guitarra?
Si un equipo
puede funcionar los sábados a la tarde, no es seguro que a una patrulla eso le
alcance. La construcción de comunidad implica muchas cosas que algunos
dirigentes suelen dejar de lado y que son el carozo del sistema. La
distribución de responsabilidades surge del conocimiento entre los miembros de
la patrullas, de lo que saben y lo que no saben… de lo que desean o necesitan conocer
para jugar bien la partida. Lo mismo sucede con la participación en las
decisiones; no se trata de levantar la mano y decir “sí” o “no”, o dejar que el
Guía de patrulla decida por todos, sino de la participación desde los inicios
de lo que se quiere hacer y en qué cosas hay que lograr experticia.
De esta
manera de un escultismo orientado a los Guías de Patrullas como líderes
(visión que durante décadas fue impuesta por una concepción de ciudadanía
elitista, donde solo algunos pueden liderar) nos dirigimos al escultismo donde
todos en realidad importan y lideran de distinta manera operando en la
constitución de un Organismo que localiza al Líder en función de los miembros
de la patrulla y no de su ego; de allí que dentro de la “pandilla” el
escultismo buscará sostener un líder democrático (no autoritario) siendo este
uno de los pilares para la construcción de ciudadanía. El Guía de Patrulla
no representa a los dirigentes y por ello
lo eligen sus propios patrulleros. El Guía de Patrulla es un cargo
de representación que no es mejor que otros en tanto está
sujeto a los otros. Ese es el carozo de la ciudadanía, no niega los
liderazgos sino que los potencia y promueve siendo más cercano a la educación
popular que a la educación individualista y meritocrática, aquella en la se
cuenta la historia de la patrulla por quienes fueron sus Guías de patrulla y no
por los integrantes.
Es cierto
que nuestra época es distinta en tanto muchas veces se dificulta que los chicos
se reúnan en el local porque alguno de los dirigentes no puede concurrir (hoy
importa desde lo legal). Pero si hablamos de una educación dentro de la
comunidad, cada una de las casas de los chicos (o de quienes puedan) puede convertirse
en lugar de reunión en tanto habrá un adulto responsable miembro de la familia,
y el grupo se convierte a su vez en un espacio donde las familias se van
acercando y ocupando un lugar, por ejemplo el papá mecánico que enseña el
cuidado de las herramientas, la tía maestra que maneja técnicas artesanales, el
vecino cocinero que puede enseñar a realizar un guisito carrero. Un patio nunca
es chico, siempre es un buen lugar para hacer algunas actividades; armar una
carpa, utilizar el garage o el piso del comedor son buenos lugares para dormir
juntos que es algo más que una “pijamada”. La reunión de Patrulla algunos
viernes antes de la actividad sabatina es algo que debemos promover; gracias a
ella conviven, se divierten , construyen comunidad y al otro día se dirigirán
juntos al grupo scout donde harán las actividades sean grupales o de patrulla
de acuerdo a la modalidad que implemente la tropa.
En el
sistema de patrullas son la reunión de Patrulla y el Concejo
de Patrulla, el “alma mater” ya que todos participan
en la preparación de Proyectos y actividades que realizarán. ¿Acaso cuando se elabora
proyecta no se ponen sobre la mesa las necesidades de aprendizaje de cada uno
de los miembros y en función de las mismas no se determina qué se hará y quiénes
serán los encargados? Como bien definía Roland Phillipps: uno que sabe con uno que no sabe…
se aprende haciendo con otros. La lógica de los cargos de Patrulla apuntará
a desarrollar liderazgos para distintas situaciones, la de los puestos
de patrulla a que todos – de forma secuenciada - accedan a los
conocimientos que permiten jugar.
Cuando no
hay tiempo para reuniones de Patrulla se produce el deterioro del sistema,
observándose al menos dos tipos de respuestas fallidas que no reparan la
falencia: la del Escultismo Comercial donde en la práctica los scouts se manejan
como una manada donde el Guía de Patrulla tiene la misma responsabilidad que un
seisenero, o la del Escultismo Tradicional con influencia militar donde todo se
articula como en una pirámide de mando siendo el vértice la Jefatura de la Rama
y los Guías de Patrullas imparten las ordenes hacia abajo.
El discurso de lo auto:
“Edúquese, constrúyase y repárese Ud. mismo”
“Autoeducación”.
No es el único término del acervo cultural liberal –individualista que se
contrapone a las experiencias educativas que vivimos desde el nacimiento. Desde
que nacemos podemos vivir gracias Otro que nos auxilia, alimenta, cuida, enseña
el lenguaje, nos introduce a la cultura. Está siempre presente: en un peluche,
en los juegos de la infancia, incluso en un juego de la compu… el Otro es un
horizonte ineludible al momento de pensar ¿cómo nos educamos?... de la misma
manera que es ineludible el intento de que el Otro y los otros estén a merced
de nuestro capricho infantil.
La sociedad
neoliberal actual nos inunda con la falacia de que cada uno puede sin los otros
y para ello hace uso del lenguaje en todo su potencial ideológico; entonces cuando
correspondería decir “grupos de ayuda mutua” los nombra como “grupos de
autoayuda” constituyendo una interesante paradoja ya que si podríamos “ayudarnos
solos” ¿para qué un grupo?. La dirección al otro es ineludible incluso en
internet ¿qué son las redes sociales sino una forma de intentar establecer un
lazo con otros?
¿A quién
se dirige el discurso de lo “auto”? Al hombre y mujer de clase media-
media baja que se encuentra determinado por el aparato ideológico - comunicacional,
con poco sentido crítico, identificado a slogans que lo ubican imaginariamente
dentro de una clase social a la que no pertenece, pero que le brinda –en el
mejor de los casos- la posibilidad de pequeños goces e ilusiones de que algún
día será su tiempo, hasta que es expulsado del sistema responsabilizándolo de
que eso ocurra… y así se le va la vida, cuando se da cuenta ya es demasiado
tarde.
El hombre “auto” cuando
más se identifica con el sector social del cual no forma parte, más se aleja
del que sí lo es, siendo obstáculo para la relación comunitaria (en el
sentido de Roberto Espósito) en tanto la ideología comunicacional ha cumplido su
labor de dermáptera, que según cuenta la leyenda popular es un insecto
que ingresa por el oído y deposita sus huevos parasitando el cerebro… se es
pobre pero al menos está parasitado por las ideas de los medios…. es un
“individuo libre” y no un negro populista que no quiere trabajar. La dermáptera
funciona a decir de Jorge Alemán como “una
orden velada que indica lo que debe ´hacerse´ para cumplir con el objetivo” y
es mucho más voraz que un mandato familiar común en tanto cumple una labor represiva e intimidante operando sobre
una especie de “sentido común fabricado” que opera en los lazos. Dirá Jorge Alemán que lo auto “Es en sí mismo una máquina disciplinaria de segregación que se esconde en sus promesas de
realizarse como un valor en permanente aumento”. En varios escritos he
explorado sobre este tema a los que invito repasar la serie de “De la formación
del carácter a la corrosión del carácter” o los textos donde analizo la serie
televisiva “3%”.
A
veces creo que la formación de algunos Adiestradores y de algunas
organizaciones tiene como objeto crear una cortina de humo respecto de estas
cosas. Es la manera de perpetuar un escultismo rancio, conservador, liberal,
disfrazado de progre pero fascista, estrecho de miras y escaso de logros con
relación al para qué jugamos.
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